El liderazgo es un acto de creación.
Mires por donde mires en las redes hay cientos de listados en los que enumeran, de una u otra manera, lo que un “Líder” debería “tener” para ser líder…
Quizá todos esos listados lo que generan en muchas personas es una inevitable comparación de si mismo con el listado, lo que puede generar un efecto más que negativo en su evolución… o pero aún, que la persona comience a actuar acorde con lo que los listados van indicando, consiguiendo que se convierta en un “líder” desde lo que no es, retorciéndose en un liderazgo hueco y pesado.
¿Qué es realmente el liderazgo si lo tomamos con una perspectiva algo más seria y profunda?
El liderazgo va de personas… de seres humanos, de futuros compartidos, de conversaciones y de resultados que generan valor.
Un líder es aquel que es capaz de generar la mejor fuerza desde quien es. Esa fuerza es la que tiene que ayudarle a construir un futuro mejor, un futuro más grande y con más posibilidades.
Un líder es aquel que es capaz de orquestar el compromiso de otros para crear ese nuevo futuro más grande. Es aquel que es capaz de llevar al equipo a la acción desde el compromiso de todos, desde el cuidado de lo que como equipo quieren cuidar.
Un líder es aquel que es capaz de escuchar y conectar con los estados internos de cada persona, entendiendo que es lo que los mueve, qué es lo que los lleva a la acción, que es lo que cuidan como seres humanos; llevando las acciones del equipo a un nuevo nivel de valor.
Un líder es aquel que es capaz de diseñar el futuro que quiere crear y para crearlo sabe qué nuevo juego ha de jugar con el equipo, qué nuevos estándares necesitan, qué nuevas conversaciones, qué nuevas prácticas tienen que diseñar.
Un líder es aquel que es capaz de generar la mejor fuerza posible en los demás para que, juntos, puedan comprometerse con el futuro que quieren construir, desde quien es cada uno.
Un líder es aquel que es capaz de encontrar el camino que le permita generar con otros el futuro que quieren. Para encontrar ese camino necesita entender que él necesita desarrollar constantemente ciertas habilidades. Cada paso que da como líder abre nuevas posibilidades y cada nueva posibilidad puede demandar nuevas habilidades, nuevas destrezas, nuevas conversaciones.
Un líder es aquel que sabe que tiene que estar en constante aprendizaje, no sólo adquiriendo nuevo conocimiento sino aprendiendo desde todas las dimensiones humanas, aprendiendo a mirarse y a mirar para construir ese actor que le lleve a la acción. Cambiar “las reglas del juego” implica saber parar y hacerse preguntas. Saber aprender para tratar de contestar esas nuevas preguntas. Saber generar nuevas miradas, nuevos enfoques.
El líder es aquel que tiene y ejerce su autoridad de manera generativa. El líder no es “el mejor amigo de todos” como algunos listados parece que concluyen. El liderazgo necesita autoridad y toma de decisiones -por lo tanto, también saber renunciar y poner límites-, lo que no está reñido con la educación, el respeto y el trato digno.
Para todo esto se necesita desarrollar ciertas habilidades, ciertas destrezas de entendimiento humano, las -desde mi punto de vista- mal llamadas “habilidades blandas”. Lo humano no es blando.
Todos podemos ser un líder generativo. Todos podemos comenzar a desarrollarnos como líder desde quienes somos, desde nuestros potenciales y nuestra manera de entender el mundo. Todos podemos comenzar a aprender sobre liderazgo y a desarrollar el líder que llevamos dentro entendiendo que el liderazgo finalmente va sobre relaciones humanas, sobre seres humanos.
¡Vive Causa!